[Contada Por Èl Mismo]
Mi nombre es José. Como no podían pronunciarlo correctamente en Italia, donde viví hasta los 20 años, me decían de cualquier forma. Eso hasta que apareció mi amigo Bimbo (Carlo Marrale), del grupo Mattia Bazar, y me puso Joe. Fue mucho más fácil para todos y seguí usándolo por cábala, porque con él tuve mi primer trabajo y nunca más paré. Vasconcellos es el apellido de mi padre.
Llegué a Chile el año 79 y tenía 20 años. Había visto el país sólo de guagua, porque nací acá, pero no había vuelto desde entonces. Y me quedé, porque cuando escuché la primera chuchá, me reconocí inmediatamente. Me sentí en casa.
El primer día me dieron una vuelta por Viña y pasé por la Casa Amarilla. Había un disco de Congreso y, por la foto, me pareció interesante. Así que me lo compré.
Después un amigo (Manuel Villalobos) que tocaba en un hotel, me dijo que un tipo estaba armando un grupo para un local en Reñaca y necesitaba cantante. El pianista del grupo era Raúl DiBlasio y el local se llamaba Casados Club. En la orquesta estaba Tilo González en la batería, Pato González en cello, Hugo Pirovic en flauta, Ernesto Holman en bajo, Fernando González, en sonido, y yo, cantando.
No me daba cuenta de que ellos eran los mismos del disco que me compré en la Casa Amarilla. Empezamos a gustarnos. Los hermanos González me invitaron a Quilpué a su casa. Y nos fuimos enamorando, conociendo. Me mostraron un álbum que tenían y ahí me di cuenta recién de que se trataba de Congreso. Fue todo muy bonito. Con ellos sentía una cosa calientita que me hacía falta. A través de estas cosas, de tomar una micro y llegar hasta la casa del Tilo, conversar, tomar tecito, pancito, volarse y soñar, construímos una relación bien bella. Fue un tiempo bien bello en realidad.
Creo que por el hecho de haber vivido en tantas partes (Ecuador, Italia, Japón, Brasil y Chile) el mundo se te hace más chico. No son tan inalcanzables las personas, así que me fui detrás de mis sueños y aproveché las oportunidades y voladas que me plantearon. Nunca me creí nada. Siempre reconocí mis limitaciones y fui superándolas a través de maestros de vida.
Me fui a Brasil el año 84 y estuve 7 años fuera. Al volver venía con mi corazón a punto de estallar con todo lo que tenía para decir. Eso influyó también para que me hiciera solista y, mientras decidía mi regreso definitivo, vine el 90 con el disco "Esto es Sólo una Canción".
Un trabajo que grabé en Brasil y dejé rodando en Chile bajo distribución de la EMI, un poco abandonado a su suerte (lo que fue muy estúpido de mi parte). En 1991 volví y me establecí definitivamente y en 1992 presenté el disco "Verde Cerca", con el sello Alerce.
Después de eso la historia es bastante más conocida. En 1995 y mientras tocaba por todos lados, grabé mi tercer disco "Toque", bajo la producción de Guido Nisenson. Era la primera vez que trabajaba con un productor. Fue una gran experiencia y marcó una diferencia importante, respecto de lo que veníamos haciendo. Guido también nos acompañó en "Transformación", (1997) y con él llegamos al disco "Vivo" ( 1999), álbum grabado en un concierto muy bonito, que hicimos en el Teatro Providencia, en Santiago. "Vivo" recoge las canciones más significativas de mi carrera.
En el 2000 fui invitado al Festival de Viña. Fue mi memoria de titulación. Allí me recibí, después de diez años de carrera artística, en Chile. Un momento mágico, de esos que hay que disfrutar, agradecer y atesorar.
En Abril de ese mismo año, emprendimos la gira "Vivo en vivo", un trabajo de producción increíble. Llevamos el mismo exitoso espectáculo, a distintas capitales del país. Luego hicimos las giras "Encuentros" y "Calo", viajes directos al Chile profundo.
Luego, trabajé en las bandas sonoras de "Taxi Para Tres" y "Ogú y Mampato en Rapa Nui". Hacer música para producciones chilenas ha sido, cabalísticamente, maravilloso.
Después vinieron los viajes al exterior. Fuimos dos veces a Colombia. Primero, tocamos con Cabas en la Plaza Bolívar, después con Los Pericos - amigos de viejas andanzas- y con La Mosca, con quienes se generó una sincera admiración.
Fuimos a Argentina. Hicimos un show en el Hard Rock Café de Buenos Aires y tocamos en Obras, junto a La Mosca. Un público muy ordenado, buena experiencia.
Viajamos a Uruguay. Compartimos con el Negro Rada y con Jorge Drexler. La gente, los músicos y el público, todos de alto nivel. El equipo técnico, realizó un gran esfuerzo, para que recordásemos aquél, como el mejor show de nuestras vidas.
Estuvimos en República Dominicana. Fue alucinante viajar a un lugar cuya música ha sido fuente de inspiración, y encontrarme con un público tan cálido. Compartimos con Chichi Peralta, aprendiendo un lenguaje nuevo.
Paralela y lamentablemente, se dieron distintas situaciones con el sello, que culminaron en el conflicto, hoy conocido. En el mejor momento de mi carrera se vinculó mi cara, mi rostro, mi personalidad, con una empresa, en la que nadie me preguntó nada. Por eso consideré necesario aclarar las cosas. Yo toqué con Congreso, tengo una historia y le debo un respeto a todo eso.
Sin embargo, mi mejor terapia, ha sido tocar. Los shows "Vuelta a casa" y "Al Mal tiempo, buena cara" fueron un-re-encuentro hermoso, con mi público de Santiago y con grandes colegas. Me siento feliz. Tocar es fundamental para mí.
No puedo decir que toco muchos instrumentos, pero los conozco, eso sí. Entonces, si me ponen una marimba voy a tratar de hacerla sonar de la mejor manera posible, porque creo que lo mío está en enfrentar la música con lo que venga. Si no tengo un instrumento, yo voy igual. Ese es mi compromiso de vida. Trato de hacerlo entretenido y por eso me gusta armar bandas grandes. Me gusta la música a tracción humana. Me gusta la gente tocando y creo que hago una música que es rica de tocar.
ITALIA
1970-1979
Dentro de las cosas que hice en Génova, fui DJ de radios en las que, al mismo tiempo que hablaba, ponía la música. Fue un período bien increíble. Me tocó hacer un programa en inglés para los barcos gringos que estaban estacionados frente a la costa.
Hice programas de música brasileña en dos radios: Radio Nervi FM y Génova FM. Eso fue antes de los 20 años y fue muy entretenido.
También fui DJ de discoteca. Toqué en transatlánticos. Pituteaba tocando La Bamba, Twist & shout, Guantanamera. No me iba a perder un crucero tocando en Túnez, Malta, Grecia, Islas griegas. Egipto, no... Hice dos cruceros increíbles.
En Italia había tocado guitarra en un grupo al que le pusimos Génova Río porque no sabíamos cómo llamarnos. Hacíamos una música como Crosby Still Nash & Young o America, con influencias africanas, de todo. Parecía un grupo parroquial, de esos que uno hace con los compañeros del colegio. Con ellos tuve mi primer trabajo como músico.
Uno de los lugares donde tocábamos siempre era un teatro-cabaret, Teatro Instabile, que es una sala pequeña muy frecuente en Italia donde casi siempre había un actor reconocido haciendo monólogos o contando historias. Es un espacio chiquito, para poca gente, donde iban desde estibadores, hasta gente famosa. Así, de a poco nos fuimos metiendo en el ambiente.
En Italia puedes estar en el Conservatorio simultáneamente con el colegio normal. En vez de irte a la casa en la tarde, yo me iba a estudiar al conservatorio. En vez de aprender idioma, prefería aprender música. Yo tenía este conjunto, pero también tenía mis aspiraciones.
En la época en que llegué a Chile andaba descubriendo a Milton Nascimento, Egberto Gismonti, buscaba cosas difíciles. Mi fetiche en Italia eran tres bandas: Jethro Tull, Banco del Mutuo Socorso y Gentle Giant. Era lo máximo, una banda de raíz celta, mezclado con un muy buen jazz. Una música que a mí me gustaba mucho, así que cuando llegué a Chile y me encontré con tres hermanos que hacían música de raíz con mezcla de jazz, en Congreso, fue una coincidencia demasiado linda.
Como mi adolescencia en Italia fue muy política -las circunstancias lo exigían en el momento- llegué a Chile con una historia de participación y de conciencia de la sociedad. Por eso me enorgullecía enormemente ser parte de Congreso. Era motivo de lucha, de resistir en un lugar, porque sentía que había resistencia cultural en ese trabajo. Estaba haciendo algo importante. Éramos los reyes de la metáfora para poder sobrevivir, pero la gente que entendía nuestro mensaje lo entendía muy bien.
Congreso, además, es un grupo de una calidad altísima y me siento muy orgulloso de haber sido uno de sus integrantes.
Con ellos grabamos Viaje por la Cresta del Mundo y Ha Llegado Carta y me acuerdo especialmente de la grabación del primero. Fue un trabajo impresionante porque estaban desarmando el estudio. Fue mezclado en doce horas y el resultado es espectacular. Para pagar esa grabación tuvimos que hacer un disco bailable como Los Farreros, un grupo fantasma sólo para pagar las horas de estudio.
Dejé Congreso en un momento en que se me ofreció irme con mis tambores en barco a Brasil, y me pareció que no podía dejar pasar la oportunidad porque era la única manera de llegar con mis instrumentos. Cuando le dije a los muchachos, todos quedamos tristes, pero me entendieron.
Tenía necesidad de partir a Brasil. Quería ir a probarme con los grandes. Yo era percusionista, pero ¿cuántos percusionistas había en Santiago? Yo supuestamente era el mejor porque era "el loco de los Congreso", pero yo sabía que no era así. Quería saber cuánto medía en el universo de los grandes percusionistas.
En esa búsqueda tuve maestros de vida. En Brasil aprendí el arte de ser solista. El solista es una locomotora que graba un disco con una banda; luego esa banda se hace famosa y se va a trabajar con otros solistas y este solista contrata otra banda y el movimiento se perpetúa.
Mi experiencia personal es que hacer conjuntos para trabajar, para ganar monedas, es difícil. Como solista es más fácil, porque vas solo con tu guitarra a las radios y sigues caminando.
¿Y por qué me fui de Brasil? Hubo varias cosas. La más importante fue la lectura de mi carta astral que anunciaba que tenía alrededor de 15 días para definir el resto de mi vida…
Esa noche salí y fui a ver a una cantante peruana. Con ella venía un músico joven que se llamaba Lito Figueroa, talentosísimo, que me dijo que no quería volver a Perú y me pidió ayuda. Yo le dije que se quedara en mi casa y conversando, le empecé a mostrar mis canciones -chilenas-.
En esos 15 días junté a mis amigos músicos, les hablé de Chile, les dije que quería hacer un disco, busqué un estudio y el estudio estaba libre porque era época de carnaval y los músicos también estaban libres por la misma razón.
Así hice mi primer disco Esto es Sólo una Canción. No tenía pretensiones sino que sólo quería registrar esas canciones. Pero ese acto gatilló una serie de cosas relacionadas con Chile. Como músico de María Creuza había tenido la oportunidad de venir varias veces a Chile, ocasiones en las que tuve la oportunidad de darme cuenta que había una efervescencia tremenda en el año 89.
Para terminar el cuadro, en Brasil sale elegido Collor de Melo y eso para mí marcó la decisión, porque perdí casi todo. Simultáneamente había llegado la alegría a Chile y, aunque tenía contactos para haberme ido a Estados Unidos o a España, finalmente mi corazón me decía que tenía que venirme y no me equivoqué.
[Amo A Este Cantante! Adoro Sù Musica!]
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